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Como yo lo siento más allá de mi silencio


Maduramos con los daños
Maduramos con los daños, no con los años. No es el tiempo el que nos hace entender y aprender de la vida. Son los daños, las caídas, los golpes de sorpresa que tenemos en el camino lo que nos hace crecer. Y es que salir herido de una batalla es la mejor manera de comprender que en la vida hay miles de motivos para sufrir. El dolor, aunque muchas veces sea insoportable, nos lleva a mirar la vida con nuestros ojos. No es el tiempo el que nos hace enteder que las derrotas merecen que miremos de frente y renovemos nuestro espíritu. Es el dolor el que nos ayuda a contemplar lo que nos rodea con claridad.
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