


Como yo lo siento más allá de mi silencio


Padres
Hay un periodo en que los padres vamos quedando un poco huérfanos de los propios hijos... Ya no los buscamos más en las puertas de las discotecas y en las fiestas. Pasó el tiempo del piano, el ballet, el inglés, natación y el karate. Salieron del asiento de atrás y pasaron al volante de sus propias vidas.
Deberíamos haber ido más junto a su cama al anochecer, para oír su alma respirando conversaciones y confidencias entre las sábanas de la infancia... Y a los adolescentes cubrecamas de aquellas piezas llenas de calcomanías, "posters, agendas coloridas y discos ensordecedores..
Ellos crecieron, sin que agotásemos con ellos todo nuestro afecto... llegó el tiempo en que viajar con los padres comenzó a ser un esfuerzo, un sufrimiento, pues era imposible dejar el grupo de amigos y primeros amoríos.
Llega el momento en que sólo nos resta quedar mirando desde lejos, torciendo y rezando mucho para que escojan bien en la búsqueda de la felicidad, y que la conquisten del modo más completo posible.
El secreto es esperar... En cualquier momento nos pueden dar nietos... El nieto es la hora del cariño ocioso y picardía no ejercida en los propios hijos, y que no puede morir con nosotros... por eso, los abuelos son tan desmesurados y distribuyen tan incontrolable cariño... Los nietos son la última oportunidad de reeditar nuestro afecto.
Así somos, sólo aprendemos a ser hijos después que somos padres, sólo aprendemos a ser padres después que somos abuelos...